Canción para Victoria
-Tierra ensoñada
que cautivó mi espíritu-
Por Hugo E. Leguizamón
Llegué una tarde de noviembre
fue al crepúsculo
cuando los pájaros picoteaban
estertores del sol…
y en voz baja dije ¡Victoria!
vergel de aguas verdes
del río en mansedumbre acunando
los ceibos
Victoria susurré…
un triunfo interior
plácido y fragante
meditativo
Y hallé las palabras…
torrente de ellas
en abierto cauce
envolventes, estremecidas
palomas al aire que antes de volar
anidaron en mis sueños
de un mundo mejor
¡Oh las Siete colinas!
atalaya de los campos…
de la infinita llanura
donde los ojos distantes se pierden…
como niños vagabundos
y el olor silvestre de las frondas
lentamente me besa
con sus labios vegetales
¡Oh Victoria!
nombre fértil de mujer enamorada
francas manos de la tierra
al generoso desvelo
Siete colinas
siete arpegios en el viento
Cadenciosos desniveles
que ondulan el corazón
Siete nombres, siete notas…
Siete caminos al cielo
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